lunes, 27 de julio de 2009

Ruidos extraños ;

¡No estoy paranoico, se lo juro! Acabo de sentir un ruido, acabo de sentir varios ruidos. Algunos son fáciles de reconocer, otros no tanto. Desde que soy un niño siento ruidos extraños invadiendo mi cuarto, mi vida y más que nada, mi sueño.

Mi madre siempre se limitó a decirme que estos ruidos, eran el producto de mi imaginación fructífera. Para ella eso era lo más fácil y razonable que se podía decir o creer, pues a ella, le gustaban las cosas simples que requirieran poco esfuerzo mental al ser procesadas.

Recuerdo el puño cerrado golpeando el televisor y también recuerdo, el puño cerrado golpeando el armario. A pesar de no poder verlo, siempre pude sentirlo ¿acaso eso no es suficiente? Quizás sea como lo dijo Descartes en sus meditaciones: “los sentidos engañan”.

Escucho voces también. Varias voces hablando al mismo tiempo, por lo cual no puedo descifrar el mensaje que me quieren trasmitir. ¿Supongo que debe haber algún mensaje, no?

¿Es qué solamente por el hecho de tener más capacidad de percibir ruidos y sonidos usted me considera un paranoico, un loco o un esquizofrénico? Me recuerda a mi madre, siempre buscando la solución más práctica, por ende, errónea.

Ahora es mi puño el que esta cerrado, golpeando paredes y destrozando artefactos. ¡Debe entenderlo, ya no soporto estar despierto, irritado, angustiado y dolorido! Bien sabrá que mi cuerpo se deteriora, bien sabrá el miedo que esto me produce.

¿Podría dejar de mirarme de esa forma? Su mirada cargada de empatía llega a ser insoportable. Preferiría que actuara como si estuviera semimuerto o como un no humano, como un robot para ser más específico.

Comienzo a creer que hay algún tipo de energía malevolente, que jamás se cansa de jugar con mis emociones ¿Qué piensa usted? No, no, mejor no hable, ya se con que historia me vendrá y créame, no la quiero escuchar nuevamente.

¿Ya se termina la sesión, verdad? Se supone que ya es la hora en la cual le confieso lo que usted ya sabe ¡Por Dios, en que cosa tan previsible se ha transformado esto!

Quizás sea como lo han dicho todos y como me lo ha dicho usted sutilmente, estoy loco y debo aprender a aceptarlo ¡Oh, vaya monólogo!

Camila Pérez .

domingo, 26 de julio de 2009

Confesiones ;

Te sentís poderoso con ese revolver apuntando a mi cabeza. Yo te observo, sorprendida quizás, tratando de disimular lo que siento para hacerte creer que tenés realmente todo ese poder que crees tener ¿eso te hace sentir bien, verdad?

Percibo que no hay mucho por hacer en este momento, mi suerte esta a merced de tus manos inseguras que fingen firmeza. Mi único deseo es que esta situación incómoda acabe, no me interesa quien saldrá favorecido.

Con miradas te hago entender que tampoco me importa morir, ya que en muchos casos la muerte puede ser más dignificante que la propia vida. En cuanto a lo que le sigue a esta, opino que la gente versea demasiado. Yo estoy hasta el hartazgo de este tipo de versos.

Admito que sí, siento rabia desmesurada cuando me ponen a prueba o me amenazan, así que en este momento, estoy tratando de ser lo más indiferente que puedo ser. Si actuara por mis impulsos o por mi instinto animal, esto podría estar tomando un curso diferente.

Con respecto al temor te aclaro, no es a ti a quien temo. Le temo a esa tu constante inestabilidad que no me permite predecir lo que vendrá y realizar así, mi análisis del modo que a mi me gustaría realizarlo, objetivo. Deben haber pasado horas ya y continuamos donde empezamos, en ningún lugar.

No deseo que te sientas el protagonista de esta historia. Yo, la villana, soy la protagonista aquí, el ser que realmente razona. Seamos honestos, esto no es una historia para niños, esto es la realidad y en ella, el villano siempre tiene posibilidades de ganar.

¿Sería conveniente que te gritara: dispárame y terminemos con esto? ¿Sería conveniente callarme y que el silencio hiciera todo el trabajo perturbándote y al primer deslice escapar? Preguntas…preguntas y más preguntas infernales.

Concluyo entonces que vivimos en un mundo de probabilidades matemáticas dónde los quizás, las preguntas y los miedos, realmente no cuentan... y es entonces cuando me decido por dejarlo ser y nada más.
En las travesuras de lo que vulgarmente llamamos “destino”, no conviene interferir pues las consecuencias podrían ser nefastas, me es más cómodo pensarlo así.

Pd: Título concedido por Bruno Federico Dávila Gómez, mis mayores agradecimientos nuevamente.
Visiten también su blog: http://bfdgdelirios.blogspot.com, les aseguro que no se arrepentirán.
Camila Pérez .